La lista anual de los principales estrategas digitales del Online Marketing Institute ha puesto de manifiesto que 2013 se presenta como un año clave para trazar una buena estrategia digital para los próximos años, ya que las empresas están recortando sus fondos de inversión en presencia offline para reforzar su identidad en Internet.
Traducido en datos el aporte es bastante generoso, según se desprende del estudio realizado por ZenithOptimedia, ya que el crecimiento de la publicidad en Internet para este año superará el 14,5% frente al 1,7% que crecerá en los medios tradicionales.
Si estas cifras nos parecen importantes, lo cierto es que la progresión hasta llegar a 2015 nos sugiere que, para ese año, la publicidad digital supondrá una cuarta parte de los gastos previstos y que esa debería ser una razón más que suficiente para que los profesionales del sector comencemos a trazar una línea estratégica para 2013 que siente las bases para dotarnos de nuestro propio tejido hacia ese futuro tan inmediato.
Hemos de empezar a recalcular cuanto hemos aprendido a lo largo de estos años de expansión de la world wide web y realizar los cambios estructurales pertinentes para devolver la potencia a la máquina, algo imprescindible para garantizarnos lo que en definitiva todos deseamos, la optimización del ROI tras la aplicación estratégica.
Durante estos años de experiencia digital hemos asistido a una explosión de las redes y canales. Hemos pasado de maravillarnos por el funcionamiento de un buscador a tener que cuidar nuestra reputación en un maremágnum de redes sociales.
Los grandes especialistas de marketing lo tienen claro: la nueva realidad hace necesaria una estrategia integradora, capaz de seleccionar los medios sociales más interesantes para nuestros fines, integrarlos y combinarlos con los medios convencionales. Se trata de establecer una relación armónica entre todos los vehículos de difusión a nuestro alcance, de manera que todos digan lo mismo, con un lenguaje adaptado para cada uno de ellos.
Una vez que hemos llegado a esta conclusión, resulta imprescindible valorar nuestro propio mensaje. Los medios sociales nos han devuelto a la concreción, la rapidez y la inmediatez, valores que se habían ido quedando por el camino y que, en otros tiempos, fueron la base de cualquier mensaje publicitario.
Ahora es el Social Media quien impone esa rapidez y esa concisión. Nuestros caracteres están medidos, predeterminados y el público no tiene todo el día para dedicarnos. Hemos de ser honestos, rápidos, precisos e interesantes. El contenido vacuo sencillamente no será compartido, perdiendo así la posibilidad de llegar a miles, millones de potenciales clientes.
Optimizar nuestros propios recursos es el siguiente e imprescindible paso en esta carrera por dotarnos de presencia online y no debemos perder de vista que hemos de ser accesibles en Internet. La única manera es a través de esa optimización que permita al usuario, al cliente, con pocos pasos, detectarnos en los buscadores, en las redes, en el universo online.
En último caso, dejemos de pensar que todo lo que hacemos ha de ser para que el usuario ‘participe’, genere conversación, nos hable… Nuestro fin primordial se ha ido perdiendo y un comprador probablemente lo que desea es comprar y no hablar. Redoblemos esfuerzos por conseguir que su experiencia de compra sea excelente y luego, si lo desea, ya participará si quiere.
Fuente: Online Marketing Institute