Primero fue un panda, luego un pingüino y ahora un colibrí. Google parece vivir bajo la máxima de demonizar a los animales más adorables del planeta. Bueno, quizá me estoy saltando varios pueblos, pero sí cogerles manía dentro del mundillo SEO. El resto de mortales sólo debe tener palabras de agradecimiento porque estos animalitos de Google sólo buscan hacerles la vida más fácil a la hora de navegar por Internet.
Desde sus inicios, Google ha pasado por varias etapas de renovación para mejorar su servicio al usuario hasta convertirse en el gigante que es. El cambio más drástico llegó en agosto de 2009 con Caffeine, cuyo propósito fue optimizar la indexación de millones de páginas webs para mejorar los resultados que se presentaban al usuario. No se trató de una actualización del algoritmo, sino un cambio estructural.
Fue en ese año cuando comencé a trabajar con SEO y a entender por dónde se le hacían caricias a Google para que nos quisiera cada día un poquito más. Pero algo se cocía dentro de Silicon Valley (por más fotos y vídeos que nos muestren, siempre me imaginaré a los cuarteles de Google como una especie de cónclave dirigido por Lex Luthor). Matt Cutts lo repetía una y otra vez, la guía de webmasters era clara en cuanto a “la naturalidad de la optimización”, pero muchos SEOs hicieron caso omiso, y llegó en febrero de 2009: Panda. Un año más tarde llegó el Pingüino.
Se fueron al traste años de trabajo de muchos “black-hats”, pero al final era por el bien de todos. Trabajamos en la web, pero a su vez somos usuarios y cuando hacemos una búsqueda queremos resultados que nos sean útiles, no granjas de enlaces, ni contenido que sea un popurrí de sinónimos sin sentido. Panda y Penguin han tenido, desde entonces, varias actualizaciones para refinar los resultados y corregir errores.
El llamado a la naturalidad, a optimizar para el usuario y no para un robot, la importancia de las señales sociales y esa trillada frase SEO “El contenido es el rey”, han culminado en Hummingbird (Colibrí), la más reciente actualización de Google que vio la luz a mediados de agosto de 2013, pero no fue hasta septiembre que se hizo público.
El Colibrí, al igual que Caffeine, ha sido un cambio de infraestructura y no una variación en el algoritmo de indexación. En resumen: es el paso lógico del motor de búsqueda para entender los contenidos web, el contexto y las intenciones del usuario en su proceso de búsqueda. Google ha mejorado la forma en que entiende el lenguaje, sabe discernir conceptos de forma más fiable gracias a su Knowledge Graph y ha alcanzado un nivel impresionante de personalización en las SERPs. Dos usuarios, en una misma ciudad, en un mismo barrio, pueden hacer una búsqueda idéntica y obtendrán resultados distintos.
Pero aún había mucho espacio para mejorar, es aquí donde Hummingbird entra en acción para dar relevancia al contexto y la co-ocurrencia de los términos de búsquedas. El motor de búsqueda es ahora capaz, en teoría, de entender la intención de una búsqueda y servir mejores resultados. Pero no sólo para las búsquedas orgánicas, Hummingbird también refina el tipo de publicidad que muestra porque, al fin y al cabo, esos son los clics que le importan a Google, los que le dejan negocio.
No es casualidad que el batacazo de Google a los datos de palabras claves y el lanzamiento de Hummingbird haya sido casi simultáneo. Era el paso lógico. Los usuarios no buscan palabras claves, los términos son cada vez más específicos y largos. Las consultas de voz a través del móvil dan paso a búsquedas concretas y hasta en forma de pregunta.
A principios de año, Google dio a conocer que casi el 45 por ciento de las búsquedas globales ya eran frases largas. ¿Significa esto que tenemos que apostar sólo por el longtail a la hora de hacer una estrategia SEO? No. Para nada. No hay que abandonar la keyword, ni la corta ni la larga, pero hay que sumarla a una estrategia temática. Hummingbird ofrece más oportunidades de tráfico para páginas web que no necesariamente están optimizadas para determinadas palabras claves, pero que ofrecen el contenido que al usuario le resultará útil.
Rand Fishkin, CEO de Moz, lo ha resumido perfectamente en su más reciente White Board “es mucho más conveniente crear contenido enlazable y que se comparta en redes sociales, ya sea optimizado para keyword o longtail, que tener miles de páginas con poca calidad e inútiles. Poco y mejor contenido es mejor que mucho contenido”.
Aquí está el vídeo:
Los factores de indexación siguen siendo vigentes, pero ahora bajo un nuevo marco. En resumen, nada nuevo bajo el sol. Si tenemos una estrategia SEO lo más limpia posible, con buen contenido, con señales sociales, en una web de autoridad y con relevancia, no tenemos que preocuparnos del Colibrí.